Hoy hablamos de personas

Últimamente resulta difícil hablar de bancos sin que la conversación termine en críticas sobre los desahucios, las preferentes, el dinero público invertido, etc, y estamos de acuerdo. Sin embargo, hoy queremos hablar de personas que con su actitud personal consiguen hacer un hueco al compromiso social en el día a día de su entidad.

Como ustedes saben, nuestra ong tiene una de sus principales campañas centrada en la recogida de microdonaciones mediante huchas colocadas en farmacias y comercios de distintas ciudades, a través de la campaña Céntimo Solidario.

Esta actividad implica la laboriosa recogida, recuento, empaquetado e ingreso mensual en el banco de miles de pequeñas monedas, fundamentalmente de céntimos. Con todas ellas se consiguen reunir fondos que se destinan a programas de ayuda a niños con enfermedades graves, a través de las asociaciones que desde hace años ya existen y que fueron creadas por padres de niños afectados. Es el caso de la Federación Española de Enfermedades Raras, la Federación Española de Daño Cerebral o la Asociación Infantil Oncológica de Padres de Niños Enfermos de Cáncer. Y todas ellas certifican los donativos que reciben y el programa al que se destinan las donaciones que realizan los ciudadanos en la campaña Céntimo Solidario, evitando así cualquier duda sobre su destino.

Pues bien, además del enorme trabajo que gestionar esas miles de pequeñas monedas exigen, existe otro aspecto complicado que nos resultó difícil de solucionar: para ingresar miles de monedas en un banco, hay que contar primero con cartuchos normalizados donde introducirlas, y no se pueden llevar todos juntos y mezclados, hay que llevarlos separados por su distinto valor en bolsas al efecto, y por último, hay que encontrar un banco que esté dispuesto a facilitar los cartuchos, las bolsas y finalmente hacerse cargo de todos los ingresos que se realicen de tantas bolsas y cartuchos mensualmente, con el trabajo extra que eso representa.

Puerta tras puerta estuvimos recorriendo distintas entidades bancarias sin que aceptasen colaborar con nosotros en esta iniciativa solidaria a favor de niños con enfermedades graves, que en cualquier momento puede ser incluso uno de nuestros propios hijos, hasta que encontramos la sucursal de CatalunyaCaixa en la calle Clara del Rey de Madrid.

No tenemos ninguna obligación hacia esta entidad, pero queremos agradecer la sensibilidad que las personas que trabajan en ella han demostrado, asumiendo un trabajo extra que los demás no quisieron asumir.

Por ello, y porque hay que resaltar la actitud de las personas cuando comparten valores a favor de los demás, gracias.

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