Desde hace mucho tiempo se reconoce el efecto terapéutico de las zooterapias para complementar el tratamiento de distintas discapacidades. La Equinoterapia es una de las formas más completas, puesto que brinda estimulación en diversas áreas.

La utilización de animales, y concretamente de los caballos, como agentes terapéuticos es una opción ampliamente desarrollada desde hace años y en continua expansión en la actualidad.

Las técnicas de la equinoterapia son siempre triangulares, en el que se interrelacionan el paciente, el caballo y el terapeuta, mientras este último da las directrices, la formación del binomio paciente-caballo interactúa llevando a cabo la biodinámica de los movimientos desde el jinete al caballo y viceversa.

La equinoterapia está basada en la neuroplasticidad, utilizando al caballo como instrumento. El cerebro es un órgano plástico y acorde a ello cambia constantemente: en sus circuitos neuronales como resultado de la relación del individuo con el medio que lo rodea, físico, emocional y social. Esta capacidad se denomina neuroplasticidad, es decir, es la adaptación del SNC para minimizar los efectos de las alteraciones estructurales o fisiológicas, sea cual sea la causa originaria. Esta capacidad, si bien se experimenta toda la vida, su recuperación depende de la edad, extensión de la lesión, rehabilitación, factor ambiental y psicosocial.

¿Por qué el caballo?

  • Porque como todo animal herbívoro, no posee agresividad, ya que tiene pulsaciones que oscilan entre 30 a 40 latidos por minuto, transmitiendo al paciente: relajación, tranquilidad y armonía.
  • Porque tenemos algo común ya que según Dr. B. Blocker (Proyecto genoma del caballo) más del 60% del genoma del caballo coincide con el del ser humano.
  • “Porque desde la Psicología genera sensaciones placenteras, aumento de la concentración, de la autoestima y emociones, a través de la relación con el entorno físico y social”.
  • “Porque desde el punto de vista social, permite la integración, cooperación, actividad lúdica, paciencia, concentración, contención, sentido de responsabilidad y autoconfianza”.

Beneficios

Puede considerarse como un nuevo apartado de la Medicina Física, puesto que ofrece un conjunto de técnicas alternativas y complementarias rehabilitadoras, aplicables a un gran número de cuadros discapacitantes, fundamentalmente del aparato locomotor.

Entre sus principales beneficios cabe destacar:

  • FÍSICOS: El paciente mejora su equilibrio vertical y horizontal, regula el tono muscular y adquiere mejor coordinación motriz fina y gruesa, experimenta la disociación de la cintura pélvica y la cintura escapular, indispensable para la marcha sana en bipedestación. Motar a caballa a horcajadas equivale a caminar sentado.
  • PSICOLÓGICOS: El paciente siente una sensación de bienestar general, mejora de autoestima y autoconfianza. Desarrolla la constancia y el hecho de montar le transmite mayor seguridad alejando los temores, lo que se transmite a la vida diaria.
  • EDUCATIVOS: Mejora la capacidad de atención y concentración, cualidades indispensables para una preparación educativa. El dominio temporo-espacial promueve el pensamiento preoperativo.
  • SOCIALES: La actitud permite desarrollar el respeto, la responsabilidad, la constancia y el amor hacia los animales. La actitud positiva que el alumno/a ha adquirido se sí mismo/a, facilita una mayor integración tanto familiar como social.

¿A quién va dirigida?

Se implementan programas utilizando distintas técnicas de equitación y actividades ecuestres, aplicando metodologías acorde a las patologías de los alumnos, desde las graves como Parálisis Cerebral, microcefalias, como así también, Síndrome de Down, Esquizofrenia etc. tratando que a través del deporte y sin darse cuenta puedan lograr una rehabilitación.

Los pacientes que buscan los beneficios de la equinoterapia son niños y adultos con alteraciones como:

  • Disturbios psíquicos y emocionales: autismo, fobias, psicosis
  • Alteraciones comportamentales: agresividad, nerviosismo, stress, timidez, insomnio, hábitos sedentarios.
  • Retraso en el desenvolvimiento, problemas de aprendizaje, inadaptación social.
  • Disfunciones neurológicas con alteraciones motoras: parálisis cerebral, accidente vasculocerebral, traumatismo craneoencefálico.
  • Síndromes diversos: Síndrome de Down, Síndrome de Rett.
  • Problemas sensoriales, visuales, auditivos y fonológicos.
  • Problemas ortopédicos: Alteraciones y desvíos posturales, déficits del equilibrio, degeneraciones articulares, secuelas de traumatismos, amputaciones, deficiencias congénitas.
  • Patologías reumáticas: artritis reumatoide adulta e infantil, gota.
  • Problemas respiratorios: asma, bronquitis, enfisema, patologías pulmonares obstructivas crónicas, secuelas quirúrgicas y/o traumáticas.