El Cáncer infantil se lleva mejor con las sonrisas de los voluntarios

Cada día muchas familias se enfrentan al duro trance de escuchar que su hijo tiene Cáncer, comienza un largo periplo de tratamientos y visitas al hospital, pero afortunadamente existen personas que de forma altruista destinan su tiempo a sacarles una sonrisa. Que sirva el testimonio de estos padres de homenaje a todos los Voluntarios!

Somos Jesús y Nuria, los papas de María, tiene 5 añitos y llevamos dos años y un mes entrando y saliendo del hospital, con ingresos más o menos prolongados, conviviendo con médicos, enfermeras, auxiliares, voluntarios, etc…

Es cierto que la labor de los voluntarios no es vital, la curación de un niño no depende de lo que hagan los voluntarios, pero cuando ves que se pasa el día sin levantarse de la cama (y que no hay manera de animarlos) salvo cuando pasan los voluntarios a la habitación y empiezan a hablarles, a hacer manualidades con ellos, juegos de mesa, lucha con espadas, espectáculos de magia, de payasos, cuando ves que al irse los voluntarios están animados y comen mejor, cuando ves que después de una prueba dura son capaces de arrancarles una sonrisa, cuando ves que estamos esperando a pasar consulta y las 2 o 3 horas de espera se les pasan volando jugando con ellos, cuando les ves emocionados por algunos de los instrumentos musicales que jamás han visto (y que les dejan tocarlos), cuando los ves que esperan a los voluntarios como a sus amiguitos del cole (al que en muchas ocasiones no pueden ir por el tratamiento) …

Pues en esos momentos piensas que sí que son necesarios y que su labor no se podría pagar con dinero, ya que ellos están regalando amor, tiempo, esperanza, ilusión, alegría … y a todo esto ¿cómo se puede corresponder?

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